sábado, 9 de agosto de 2008

CAMBIOS DESDE EL AÑO 1500

Varios procesos afectaron radicalmente el estado de los recursos genéticos después del Descubrimiento. Su acción varió de un cultivo a otro, fue también desigual según la región, y su intensidad ha sido diversa de acuerdo con la época. Resulta difícil valorar el impacto de esos procesos, así como tener una idea exacta de las pérdidas de germoplasma. Por pruebas históricas se sabe que algunas especies desaparecieron del cultivo, pero no es posible evaluar las pérdidas a nivel de cultivares.


Dos nuevos procesos se observan inmediatamente después del Descubrimiento. El primero fue la introducción del ganado, que condujo a una explotación extensiva, que aún subsiste en algunas regiones de América Latina dentro de marcos coloniales. La ganadería extensiva ocupó primero las tierras de cultivo que los indios abandonaron por la presión de la Conquista o por la despoblación debida a enfermedades. Para sostener la explotación ganadera en las tierras altas se introdujeron especies euroasiáticas de forrajes, y en las tierras bajas, pastos africanos, algunos de los cuales se conviertieron en las peores malezas y eliminaron prácticamente a los pastos nativos.


El segundo proceso fue la introducción de cultivos de exportación —caña de azúcar, índigo, café, banano, palma de aceite—, que se establecieron talando bosques primarios o en terrenos agrícolas destinados a cultivos de subsistencia. Los monocultivos se trasformaron, por la siembra densa y las prácticas agronómicas, en verdaderos desiertos de biodiversidad.


Los procesos de urbanización, si así se puede llamar a la construcción de habitaciones y vías de trasporte, han afectado seriamente la preservación de los recursos genéticos, ya que en América Latina la expansión de las ciudades se ha hecho, en la mayoría de los casos, alrededor de los centros antiguos de población, que estaban circundados por campos donde se practicaba una agricultura intensiva y variada. La urbanización ha provocado cambios en la alimentación, que han disminuido el consumo de alimentos tradicionales.


Las repercusiones que el cambio de variedades ha determinado en la supervivencia de los recursos genéticos han sido de menor importancia en América tropical. En primer lugar, por la falta de programas de mejora genética o selección, en la gran mayoría de los cultivos. En segundo lugar, por la resistencia de los agricultores a adoptar nuevas variedades, especialmente para los cultivos alimenticios. (Los agricultores suelen dudar de las propiedades de las variedades mejoradas cuando no están cabalmente informados acerca de las modalidades de su manejo, y esta incertidumbre les hace preferir las variedades tradicionales.)


Otro factor que ha favorecido la diversidad genética es la siembra de mezclas de cultivares, para asegurar la cosecha de por lo menos uno de ellos. El aspecto estético de esta práctica se refleja en la diversidad de formas, colores y tamaño de frutos, tubérculos y otros productos. En algunos casos los hábitos alimenticios y la superioridad nutritiva y culinaria de los cultivares primitivos han contribuido a su supervivencia.

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