domingo, 24 de agosto de 2008

Nuevos ‘reyes’ de las hortalizas en Buenos Aires

Llegar al sur de la provincia de Buenos Aires y encontrar hectáreas y hectáreas sembradas con acelga, lechuga y apio es algo que muchas veces no se ve y menos que los propietarios de estas plantaciones sean extranjeros que con el paso del tiempo se han convertido en los nuevo ‘reyes’ del negocio de las hortalizas
Estos amos y señores de la horticultura, en tierras argentinas, son los bolivianos que a base de trabajo e ingenio han logrado abrirse paso en una sociedad donde hay el estigma de que lo boliviano está ligado al fracaso.
El Gran Buenos Aires fue el escenario de investigación periodística que durante diez días realizó la revista Dinero&Finanzas (D&F) y que este martes, 26 de agosto, usted podrá leer.
Las localidades de Escobar, La Plata, Campana, Zárate, Luján, Florencio Varela y Morón, entre otras zonas, son testigo del avance silencioso de los bolivianos que desde hace 30 años vienen aprendiendo el secreto de la horticultura, que desde 1920 estaba dominada por españoles, italianos y, luego de la Segunda Guerra Mundial, los portugueses.
Impresiona ver cómo las cifras, los testimonios de especialistas, las historias de los quinteros y de los consumidores de hortalizas confluyen en un solo camino para confirmar que en Buenos Aires si se come lechuga fresca, sabrosas espinacas o tentadores tallos de apio es gracias a nuestros compatriotas que día a día son los proveedores mayoristas de estos alimentos.
No es gratuito que el Gobierno del vecino país, a través del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA), haya puesto en marcha el programa Cambio Rural, con un presupuesto para este año de $us 200 millones, y que la comunidad más beneficiada por este apoyo técnico sea la boliviana.
“El Gobierno sabe dónde invertir y los quinteros son la mejor inversión, si se quiere seguir teniendo hortalizas en Buenos Aires”, señaló Luis Balcaza, técnico del INTA.
Conocedor de este potencial productor, los bolivianos del Gran Buenos Aires, que a diferencia del compatriota de la ciudad, se muestran orgullosos por sus logros y reclaman de forma activa el respeto y reconocimiento de los porteños y bonaerenses. “Hay discriminación, pero cuando los argentinos saben que cada vez que comen sus ensaladas es gracias a nosotros, eso es un sabor a revancha”, señaló Alejandro Huanca, productor de hortalizas.







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