domingo, 29 de noviembre de 2009

La vitivinicultura tarijeña se siente como vino añejo

La uva llegó con los españoles, en el siglo XVI a la cochabambina Mizque. Luego, las plantaciones de vid se fueron diseminando por los valles hacia Los Cintis chuquisaqueños, hasta llegar al valle central de Tarija. En el siglo XXI es imposible llegar a la tierra chapaca y no ser recibido con la tradicional invitación: “Si vino a Tarija y no tomó vino ¿entonces a qué vino?”.

Disfrutar de una dulce uva de mesa, un singani como aperitivo o un vino joven o viejo, ligero o fuerte, acompañando platos vigorosos o delicados, empieza con la elección del suelo, la variedad de la uva y el acceso al agua para riego. El resto es esfuerzo, conocimiento, tecnología y sensaciones.

El catastro vitivinícola muestra que en Tarija y Chuquisaca existen 1.641 hectáreas de vid. El 90% está en suelo tarijeño.

El volumen de producción es de 447.570 quintales. Genera un valor bruto de producción de Bs 42.770.569, según datos de la Estrategia del Sector Vitivinícola 2009-2013; elaborada por los miembros de la Cadena de Uvas, Singanis y Vinos.

Sólo en el primer eslabón, producción de uva, se generan 3.391 empleos de manera directa. La mayoría son pequeños productores. El 40% de los viticultores tarijeños tiene una superficie cultivada menor a media hectárea; en Cinti es el 83%.

Existen 12 asociaciones de productores de uva. Ocho bodegas industriales; una independiente, 11 pequeñas y medianas bodegas y 30 bodegas artesanales.

Se estima que toda la actividad de esta cadena productiva genera 10.000 empleos, indicó David Castellanos del Centro Nacional Vitivinícola (Cenavit). “Tiene un fuerte impacto multiplicador en la industria, turismo, transporte”, aseguró.

El mercado nacional de uva de mesa consume 777.400 cajas (de 20 kilos), por un valor de Bs 149.932.000. Sin embargo, sólo el 53% es uva nacional, en volumen, y representa el 24% del valor.

“Esto quiere decir que la uva nacional comercializada en los principales mercados del país es la más barata. Esto sucede por la concentración de la oferta en los meses de febrero y marzo, haciendo que bajen los precios a menor su nivel más bajo, en relación con el resto del año. Por el contrario, la oferta de uva importada, legal e ilegalmente se lleva un valor importante porque ingresa en la temporada donde no existe oferta nacional, por tanto los precios son más altos”.

Esta situación la confirma Margarita Jaramillo, una productora de uva Moscatel de Alejandría (multipropósito), que tiene un viñedo de una hectárea y media en la provincia Avilez. “Queremos comercializar la uva a mejor precio”.

A través del Programa Uva de Mesa que lleva adelante la Fundación para el Desarrollo Tecnológico Agropecuario de los Valles, con apoyo financiero de USAID, se apoyó a 4.409 familias con capacitación y transferencia tecnológica en el proceso de producción, señaló el director Édgar Guardia.

El 65% adoptó tecnologías en el manejo de suelos, injertos, sistemas de conducción, manejo de plagas, riego por goteo, poda y empaque. Algunos introdujeron la variedad de uva tempranera. El 74% mejoró sus ingresos, pero no es suficiente. Falta riego.

La Prefectura de Tarija debe construir siete represas, esta actividad está demorada. Además, existe la denuncia de malos manejos económicos, motivo por el cual las autoridades prefecturales tienen pendiente un juicio de responsabilidades.

Castellanos, del Cenavit, recuerda que en la zona de la represa de San Jacinto no existían cultivos. Luego de su construcción, se cuenta con 700 hectáreas de viñedos de las principales bodegas.

El mercado nacional consume anualmente 11.469.333 botellas, de las cuales 6.936.642 son producidas en Tarija y Chuquisaca; 60% en volumen y 94% en valor. El precio es más alto que los importados, legal o ilegalmente.

En el caso del singani, se estima un consumo de 5.100.404 botellas, de las cuales 3.361.421 son nacionales. “Al ser el singani un producto únicamente boliviano, la diferencia está cubierta con falsificación”, asegura un estudio.

Se estima que al 2013, el consumo de uva de mesa llegará a un millón de cajas; 13 millones de botellas de vino y 6 millones de singani. La exportación está en los planes.

Por el momento, el vivero El Carmen produce 120.000 plantas injertadas para 80 nuevas hectáreas. El costo del plantín está entre 12 y 14 bolivianos, en plásticos biodegradables. El Cenavit duplica esa producción y sigue creciendo.

Hoy, la Moscatel de Alejandría (70%) lidera los cultivos de uva de mesa y singanis. Italia, Reed Globe y Ribier son otras variedades productivas. Cabernet Sauvignon, Malbec, Merlot, Sirah y Chardonay son favoritas para los vinos de altura.

El costo de implementar una hectárea de uva puede variar de 8 a 15 mil dólares por hectárea, segün la variedad. El mantenimiento del cultivo es de 2.000 dólares.

Puntos de vista

“Es nuestra única fuente de trabajo”
Margarita Jaramillo Torres, productora de uva multipropósito.

Hace 32 años que vivo en La Higuera, en Uriondo de la provincia Avilez. Nos dedicamos al cultivo de la uva de mesa; vendemos a las bodegas que hacen vino y también destilamos un poco de singani. Es artesanal. Nos salen de 100 a 150 litros de singani.

Tengo siete hijos y con mi esposo trabajamos en una hectárea y media. Tenemos a la reina de las uvas que es la Moscatel de Alejandría y también a la negra Riviera.

Es nuestra única fuente de trabajo y cuando hay granizo tenemos problemas. Hace seis años, el granizo casi me dejó sin cosecha. Sobrevivimos. Ahora queremos mejorar para poder comercializar a mejor precio.

También cultivamos otras verduras para nuestro consumo.


“Decidí diversificar mi producción”
JUAN BAUTISTA QUISPE RUEDA, productor chaqueño de uva de mesa.

Yo era productor de soya y maíz, pero decidí diversificar mi producción y decidimos dedicarnos a la uva de mesa tempranera.

Claro que seguimos haciendo las dos cosas. Hay que ser múltiples en la agricultura. Soy productor de uva de Yacuiba, en Campos Pajoso. Estamos haciendo experimentos para ver qué variedad de uva es la mejor para la zona. Tengo una cuarta hectárea de la variedad de uva de mesa sin semilla.

La cualidad que tienen estas variedades es que son tempraneras. Eso significa que la próxima semana ya voy a empezar a cosechar. Sólo vendo en Yacuiba y mando un poco a Santa Cruz. De la extensión que tengo sale como una tonelada de la fruta. Eso cuesta o tiene un valor de unos 10.000 bolivianos.


Cualidades

Uva de mesa • El valor nutricional se halla en los azúcares de alta calidad y fácil asimilación. En la piel de la fruta se encuentran diferentes sustancias antioxidantes que protegen los vasos sanguíneos y ayudan a prevenir la arteriosclerosis y estimulan el sistema inmunológico.

Vinos y singanis • Los cinco sentidos se ponen en juego para disfrutar de los vinos de altura y singanis bolivianos. La denominación de origen está en la estrategia del sector para marcar la diferencia en el mundo.


El cultivo multipropósito de la vid

Los cultivos de vid en Bolivia tienen tres destinos: uva de mesa, elaboración de vino y de singani. Los viveros aportan con plantines de diferentes variedades.

Plantines
Definido el lugar y la variedad de uva se necesita plantines de calidad. Los viveros El Carmen, en Chococla, y Cenavit producen plantines con injertos de variedad de uva en un pie o portainjerto, de manera mecanizada. Este injerto evita plagas como la piloxera. Cenavit adquirió 10.000 plantas de Francia para producir 250.000 portainjertos.

Cultivos
Los sistemas de conducción de cultivos más utilizados son parrón español (foto) para la obtención de uva de mesa, mientras que el espaldera es recomendable para las variedades viníferas. La elección dependerá del tipo de suelo; un análisis físico químico completo vale Bs 250 por muestra (se necesitan 2 ó 3).

Antigranizo
El sistema antigranizo mediante mallas es la única forma de evitar daño a las plantas. Dependiendo de la forma, la inversión puede tener un costo variable entre 4 y 12 mil dólares por hectárea. Tiene una duración de 8 a 10 años. En Tarija, el uso de este sistema antigranizo llega a menos del 10% de las hectáreas cultivadas.

Riego
El Cenavit enfatizó en que el factor limitante para la expansión de las hectáreas de vid es el riego. En Huacata, Yesera y otras cinco zonas esperan que la Prefectura tarijeña cumpla con la construcción de represas, planificadas hace varios años. Por el momento, el riego por goteo es la mejor alternativa; también para fertilizar.

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