domingo, 13 de febrero de 2011

“Hace rato” que Bolivia consume maíz transgénico

Aunque los productores de grano sienten que están estancados en cuanto al crecimiento, saben que mantienen la tendencia a mejorar con eficiencia el manejo de cultivos y nuevos materiales. Para ello, hay una apuesta a los transgénicos que apunta a este propósito.

Y es que pese a las restricciones legales impuestas en Bolivia para la internación de productos transgénicos, su consumo es un hecho “hace rato”, por lo que los productores piden un debate claro y sincero con las instancias gubernamentales, entidades de salud y todos los involucrados para fijar una posición.

Impacto social

“Hemos abierto las puertas al uso del transgénico, y ahora hay que analizar la conveniencia o no de su producción, el impacto económico, el impacto social y el impacto medioambiental. Hay que analizar todas las variables, porque si bien estamos consumiendo (productos transgénicos), es un tema coyuntural, esperemos que por corto tiempo”, afirmó el presidente de los Productores de Maíz y Sorgo (Promasor), Vicente Gutiérrez, quien anticipó que para la próxima semana su directorio se reunirá específicamente para tratar este tema.

Lo indiscutible es que el uso de semillas transgénicas, aunque más caras, ha mejorado la producción de granos en Bolivia. Sin ellas, los productores sacan dos toneladas de maíz por hectárea, con las semillas transgénicas mejoradas, llegan a las cuatro y media toneladas por hectárea.

El presidente de Anapo, Demetrio Pérez, destaca que hasta ahora no se conoce un estudio serio elaborado por un laboratorio de prestigio que afirme que los transgénicos hacen daño a la salud.

“Toda la población boliviana desde hace años está consumiendo productos transgénicos, directa o indirectamente, pero los está consumiendo. Eso no significa que no haya que aclarar qué productos son transgénicos, tanto al consumidor como el productor, quienes deben decidir si lo toman o lo dejan”, sostuvo.

NO DICEN NI SÍ, NI NO

La ambigüedad de la prohibición para la internación de transgénicos no ha hecho otra cosa que infundir temor en los productores, que prefieren no arriesgarse.

El artículo 409 de la Constitución Política del Estado señala que “la producción, importación y comercialización de transgénicos será regulada por ley”, pero hasta el momento, las autoridades no dicen ni sí ni no.

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