domingo, 17 de marzo de 2013

La agroecología apunta a dar valor al productor campesino



La agroecología como un modelo de desarrollo alternativo al agroindustrial busca dar valor al campesino agricultor y su trabajo en cultivos locales porque inciden positivamente en la seguridad alimentaria y es forma de enfrentar al cambio climático.

“Pensamos que el enfoque de la agroecología es importante. Por esta razón, la embajada ha apostado a varias iniciativas en este campo. Hay que seguir analizando sus potencialidades y limitaciones y las lecciones aprendidas”, manifestó la jefa de Cooperación de la Embajada del Reino de los Países Bajos, Anke van Dam.

En la “Mesa de diálogo sobre agroecología y modelos de desarrollo agrícola” se debatió sobre los diversos factores que inciden en la disminución de productos agrícolas, entre ellos el climático, el energético, acceso a tierras, la falta de políticas claras y/o aplicación de normas vigentes que impulsen la seguridad alimentaria.

“Estamos ante una gran encrucijada. Nosotros estamos enfrentando un planeta donde tenemos crisis económica, financiera, energética, ecológica, en la cual el cambio climático es sólo una manifestación. El problema es que esta crisis no surge de la nada, es producto de un modelo de desarrollo capitalista, y no podemos resolverla con la misma mentalidad que la creó. Tenemos que buscar nuevas formas de abordar la raíz, no los síntomas, y la agroecología surge como un nuevo paradigma en el sector agrícola”, expresó el presidente de la Sociedad Latinoamericana de Agroecología, Miguel Altieri.

“Antes apoyábamos mucho el comercio justo hacia las exportaciones hacia Europa y en los últimos años vemos que hay una gran oportunidad para los pequeños productores y consumidores locales de disfrutar los alimentos localmente”, manifestó la directora regional de ICCO Sudamérica, Conny Toornstra. “Y con estos productos no deberíamos llegar sólo a la clase media alta, sino deberíamos hacer esfuerzos para llegar a la persona de escasos recursos”, advirtió. Es importante cambiar ahora la estrategia en el desarrollo rural, señaló.

“Para nosotros, los agroecólogos, sin romantizar a los campesinos de América Latina, hay 17 millones de familias que producen aproximadamente el 50% de los alimentos, en países como Brasil es el 70%. Los campesinos con su saber y tradición milenaria han podido dar ejemplos de agricultura sustentable por más de 5.000 años en la región andina y mesoamericana”, precisó Altieri.

Por su parte, Fernando Catalano representante del IFC-BID en la “Mesa de diálogo sobre agroecología y modelos de desarrollo agrícola”, manifestó que en los últimos 20 años no se observa gran impacto en la práctica de la agricultura tradicional de los pequeños agricultores frente al uso de tecnología y maquinaria moderna. La implementación de sistemas agroecológicos debería crecer en el largo plazo para generar esa sostenibilidad económica que precisa el pequeño agricultor. Al respecto, el debate entre los representantes de organismos internacionales, de cooperación y organizaciones no gubernamentales, concluyó, en este tema, que falta difundir este modelo en las universidades. Falta capacitar a los agrónomos en agroecología, enfatizó Altieri; él también es profesor de esta ciencia en la Universidad de Berkeley, en Estados Unidos.

Su experiencia en estudios de casos de pequeños agricultores en ese país muestra que ante los cambios climáticos, los cultivos agroecológicos son más resistentes que los agroindustriales, que se pierden ante los cambios climatológicos bruscos que se dan.

Alertó sobre la industria de fertilizantes y pesticidas que opera alrededor de la agroindustria. “Es importante ver que tiene sus límites. Los entomólogos (estudio de los insectos) fuimos los primeros en entender el problema del control químico. Hoy se pierde el 30% de las cosechas a pesar de que estamos aplicando pesticidas como hace 50 años cuando también perdíamos el 30% de los cultivos. Hay más de 500 especies de insectos que son resistentes a más de mil insecticidas”, explicó.

El director del Instituto Para el Desarrollo Rural de Sudamérica (IPDRS), Óscar Bazoberry, planteó que en Bolivia se tienen condiciones para impulsar este modelo de desarrollo agroecológico, a partir de lo que manda la nueva Constitución Política del Estado y la Ley de la Revolución Productiva Comunitaria Agropecuaria, promulgada el 26 de junio de 2011.

El aspecto que aún queda en el debate se refiere a los cultivos de transgénicos —que prohíbe la Constitución— su reducción y/o impulso a la producción orgánica.

Destacó los casos exitosos de producción orgánica del café, cacao y quinua orgánica. Alimentos que se exportan y permiten a productores pequeños obtener ingresos, alimentarse, evitar la migración, mejorar su calidad de vida, además de ofrecer empleo local.

Sin embargo, Altieri reiteró que “hay una crisis socioeconómica que está conectada. La pobreza, el hambre, la inequidad, los refugiados ecológicos, se va retroalimentando cada vez que vamos degradando la naturaleza y la agricultura que es el eslabón más sensible, se encuentra atrapada en medio de estas crisis ecológica, ambiental, energética, financiera”.

Por el momento, promover la agroecología implica invertir en investigación agrícola en cultivos diversos e impulsar programas de compras locales como el desayuno escolar que beneficia al pequeño agricultor.

Práctica agrícola y disciplina científica

La agroecología además de ser una disciplina científica es una práctica agrícola y un movimiento social y político. La fase inicial se remonta a 1960, en las siguientes dos décadas se expandió como ciencia y a partir de 1990 se ha institucionalizado y consolidado. Su análisis sistémico ayuda a comprender las relaciones e intercambios que se dan entre seres humanos y naturaleza para dar equilibrio en la mejora de la producción y garantía de sustentabilidad.

La agroecología enfoca el estudio de la agricultura desde una perspectiva ecológica y analiza los procesos agrícolas de manera más amplia y en equilibrio con el medio ambiente. Este enfoque considera a los ecosistemas agrícolas como las unidades fundamentales de estudio. Los ciclos minerales, las transformaciones de energía, los procesos biológicos y las relaciones socioeconómicas son investigados y analizados como un todo.

En cualquier análisis o investigación no se puede considerar, por ejemplo, sólo la productividad de un solo cultivo, sino su interacción y equilibrio con personas, suelo, animales, agua, etc.

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