viernes, 19 de abril de 2013

Producción de durazno se ampliará a 450 hectáreas

La riqueza genética del durazno en Bolivia está en San Benito, un municipio del Valle Alto ubicado a 38 kilómetros del centro de la ciudad. La Estación Experimental San Benito maneja más de 190 variedades en el Banco de Germoplasma.

Esta riqueza es posible gracias a la recuperación de variedades casi extintas y al establecimiento y evaluación de otras introducidas. La Gobernación pretende convertir la producción de durazno en “una actividad altamente rentable, competitiva y sostenible”, declaró el responsable de proyecto, Jorge Merino.

Un huerto con más de 15 variedades nuevas ya muestra sus primeros frutos este año, otras aún continúan su desarrollo en los viveros, y algunos están en los laboratorios de la Estación.

Quince millones de bolivianos fueron invertidos para fortalecer la economía de productores frutícolas a través del proyecto “Innovación tecnológica para el desarrollo frutícola (durazno y manzano)”.

La iniciativa busca ampliar la producción con 450 nuevas hectáreas más hasta el año 2014, lo que representará incrementar 400 mil plantines adicionales.

“Esperamos que con esta producción logremos abastecer la demanda local del durazno” dijo, señalando que la producción del Valle Alto no llega a cubrir la alta demanda.

Un vivero rústico hoy se muestra renovado. Nuevos sistemas de riego y el equipamiento necesario fueron instalados para el manejo de estas variedades. Otro vivero fue construido y se contrató a técnicos expertos en el manejo de esta producción.

El director del Servicio Departamental de Desarrollo Agropecuario (Sedag) Rubén Paichucama, explicó que el mejoramiento genético es una de las actividades esenciales.

El 2013 nuevas variedades fueron generadas a través del cruzamiento de tejidos, más conocido como manejo in vitro, es decir a través de los genes naturales de las mismas plantas.

La introducción de variedades de duraznero permitirá recuperar, manejar y mejorar las especies para que se adecúen a los diferentes suelos de los valles Alto, Bajo y Central.

La actividad se inicia en el vivero con la propagación de almácigos. Inicialmente se aplica la estratificación de la semilla, para que, previa desinfección, se la replique en bolsas depositadas en suelo estéril.

Durante su permanencia en el vivero, se realiza la aclimatación de la planta, el riego, el control de malezas, el manejo de plagas, la fertilización y el injerto. “Al desarrollarse los plantines, recién salen a campo” explicó la técnica de manejo agronómico, Wilma Muriel.

“El 2011 iniciamos con 26 mil plantines de durazno y manzano. El 2012 obtuvimos entre 50 y 60 mil plantines de pie de injerto”, agregó Paichucama.

Cuando la plántula se encuentra en campo, los técnicos hacen el manejo de, al menos, 31 variedades. Entre noviembre y diciembre empieza la cosecha de las variedades tempraneras, en enero la cosecha intermedia y entre febrero y marzo la cosecha de periodo normal.

En los últimos años, treinta nuevas variedades fueron introducidas, tanto en variedades tempraneras y variedades tardías de los valles mesotérmicos.

En el Banco de Germoplasma, que tiene una antigüedad mayor a 25 años, se realiza también la poda de rejuvenecimiento con la que se obtienen las varetas para realizar injertos.

Hasta la fecha el Sedag, a través de la Estación Experimental San Benito, realizó la distribución de 56 mil plantines de durazno, mismos que ya cuentan con los componentes de mejoramiento genético.

Vitaminas ayudan a que el bebé nazca sano y a prevenir cáncer

[RUBÉN RODRÍGUEZ]

RUBÉN RODRÍGUEZ


Los duraznos son una fuente excelente de vitaminas, niacina, luteína, y minerales que, entre otros beneficios, permite que las mujeres embarazadas tengan un bebé sano.

La nutricionista Nora De la Vega en su artículo “El durazno: apetitoso, exquisito y saludable” publicado en la revista virtual Agricultura y Recursos Naturales de la Universidad de California, señala que el durazno contiene vitaminas A, C, E y K, niacina, flavonoides como la luteína, y minerales como potasio, hierro y magnesio.

“El ácido fólico es una vitamina esencial para que las mujeres embarazadas tengan un bebé sano”, explicó De la Vega.

La luteína, que le da el color rojo y naranja, ayuda a prevenir enfermedades cardíacas así como la degeneración macular (destrucción lenta de la visión) y el cáncer.

Los duraznos son bajos en calorías; un durazno mediano contiene sólo 59 calorías. Aporta además con otros beneficios a la salud, como la niacina o vitamina B3, que ayudan a bajar el colesterol y a procesar las grasas en el cuerpo. El potasio contribuye al buen funcionamiento de los nervios y músculos, y puede ayudar a disminuir el riesgo de presión arterial alta.

El jugo de durazno es un hidratante natural y suele ser usado en muchas marcas de cosméticos.

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