lunes, 18 de noviembre de 2013

INIAF impulsa innovación que abarate el costo de alimentos



Varias veces cambió de nombre, objetivos y dependencia, y en la actual gestión gubernamental, el Instituto Nacional de Innovación Agropecuaria y Forestal (INIAF) logró avanzar en la investigación agrícola. Por su importancia, nueve rubros fueron priorizados.

El objetivo de esta institución descentralizada, bajo tuición del Ministerio de Desarrollo Rural y Tierras, es mejorar la producción y, en su caso, el valor nutricional del trigo, la quinua, la papa, hortalizas, arroz, maíz, caña de azúcar, ganadería y forrajes, y bosques.

“Son los nueve rubros en los que se está trabajando en innovación y en desarrollar variedades biofortificadas, variaciones genéticas que incrementan el valor nutricional”, precisa el director ejecutivo del INIAF, Gabriel Hoyos.

Por ejemplo, en mayo, tras años de investigación, se presentaron dos variedades híbridas de maíz en Yacuiba (Tarija) con alto valor nutricional y rendimiento del cultivo. La importancia de esta investigación es que estuvo orientada al mercado. ¿Cuál es el mercado del maíz duro?: son las granjas porcinas y avícolas que exigen maíz de mayor valor nutricional para obtener su producto en menor tiempo. Y también los productores que quieren variedades resistentes a las sequías. “Esta investigación (cultivos) se realizó durante años malos en el clima”.

Como en el caso del maíz, equipos técnicos especializados realizan una serie de pruebas y estudios con los otros alimentos.

El INIAF tiene tres direcciones técnicas nacionales: una de investigación, otra de semillas y la de asistencia técnica. Posee un presupuesto de $us 52 millones para cinco años. Para 2013 presupuestó invertir Bs 86 millones y va por el 60% de la ejecución. Para el próximo año destinará Bs 140 millones, valor que contempla el desarrollar investigaciones en alianza con las universidades.

“Vamos a desarrollar investigación en los rubros estratégicos. Los dos anteriores años fueron de conformación de equipos y de adquisición de equipamiento para el proyecto”, precisa Hoyos. Uno de los pilares del modelo de investigación al que apuesta el INIAF es incorporar a productores, consumidores, universidades fundaciones y otras entidades que aportan al desarrollo agrícola del país. “Este año fue excepcional en formación de capacidades, estructuración de acuerdos y alianzas”.

Además se buscará recuperar productos originarios, de los cuales se tiene material guardado en el banco de germoplasma de Cochabamba con 15.000 accesiones. Mejorar la genética implica un proceso de limpieza y purificación de cuatro a ocho años de las semillas, luego éstas se categorizan hasta obtener una variedad certificada bajo estándares exigidos. “Toma tiempo”, enfatiza Hoyos. Por ejemplo, para contar al menos con diez variedades de trigo adecuadas al clima y suelos bolivianos, antes, investigaron unas 100 especies.

El cambio climático y el modelo de desarrollo agrícola que no afecte al pequeño productor y consumidor con altos costos y precios, son parte de la investigación.

En la década de los 80, el INIAF certificó 7 toneladas (t) de semilla, en 2009 llegó a 70.000 t y en 2012 a 95.000 t. Para mejorar la planificación esperan los resultados del Censo Agropecuario.

Consumidor y mercado también se investigan

El INIAF también trabaja en el análisis del mercado y del consumidor. “Hay gustos y tendencias de los consumidores, como en el caso del maíz que requieren los productores que a su vez lo venden a los avicultores” (que ofertan carne de pollo), ejemplifica el director de la entidad, Gabriel Hoyos.

Otro caso al que hacen seguimiento es el de la papa, que en la actualidad es muy demandada en su variedad harinosa. “Estamos trabajando para obtener (la denominada) papa industrial, que es la que se emplea especialmente en los restaurantes de comida rápida”, y que por ahora se importa.

¿Y si el mercado y consumidores no conocen otras opciones de alimentos nativos del país, con alto valor nutricional y accesibles a sus bolsillos? Hoyos responde que para llegar a la mayor cantidad de personas e instituciones, “los planes de implementación de los programas de investigación e innovación se desarrollan en diferentes espacios, en base a talleres con productores, consumidores, productores, universidades, fundaciones y otros. Queremos cambiar la forma de investigación que se hacía”.

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