jueves, 26 de diciembre de 2013

CREA: buenas prácticas para la eficiencia en el agro

Compartir experiencias comunes y difundirlas para ser más eficientes, así se puede resumir la razón de ser de los Consorcios Regionales de Experimentación Agropecuaria (CREA), una asociación de productores del rubro agrícola y pecuario con socios en Santa Cruz y Beni.

Actualmente son 17 grupos los que conforman la asociación y su trabajo se basa en una metodología que supone citas periódicas.

El presidente de la Asociación Boliviana de CREA, Hugo Lozano, explica que, para empezar, se exige puntualidad, la asistencia es indelegable para cada asociado, el anfitrión da a conocer qué prácticas aplica, sus estrategias y los resultados. El grupo analiza el trabajo y luego se difunde por toda la red para retroalimentarse.

Así, cada grupo comparte ideas y experiencias con el propósito de encontrar mejores soluciones para tomar decisiones más acertadas. Los puede reunir la proximidad geográfica, un sistema de producción o una problemática a resolver.

Cada grupo CREA está formado por diez o doce productores agropecuarios que capitalizan sus habilidades y conocimientos a través de una fluida participación. En este proceso de intercambio, el asesor técnico y el presidente son quienes velan por el funcionamiento de CREA y conducen la reunión mensual.

"El objetivo es analizar los resultados, detectar problemas y logros", explica Lozano quien añade que el objetivo último de esta metodología de trabajo no es asegurarse producción o ganancias, sino forjar identidad, generar un grupo de pertenencia.

Los grupos CREA consolidaron su organización aproximadamente desde 2008, aunque el inicio del movimiento data de 2003.

Se inició con dos grupos hasta llegar a los 17 actuales, con alrededor de 200 productores asociados.

Lozano señala que el trabajo de la organización ha permitido a sus asociados mejorar significativamente su nivel de rentabilidad y difundir la producción sustentable; sin embargo, a pesar de progresos como la incorporación de tecnología para la cría de ganado o el empleo de la siembra directa como un mecanismo para producir mejor, aún es preciso mejorar la infraestructura y desarrollar la investigación en el rubro agropecuario, tareas para las que considera que es primordial el concurso público-privado.

TRANSGÉNICOS

El debate continúa

En medio del debate en torno al uso de semillas transgénicas, los productores destacan la necesidad del uso de la biotecnología como un instrumento básico para garantizar la seguridad alimentaria.

En una exposición organizada en Santa Cruz por el Instituto Boliviano de Comercio Exterior (IBCE) junto a productores agropecuarios cruceños, el especialista Marín Condori afirmó que “se ha satanizado” el uso de transgénicos, evitando que el país logre autosuficiencia en cultivos como el trigo o el maíz y restándole competitividad frente a los países vecinos que producen alimentos con semilla transgénica que es más resistente y requiere menos aplicaciones antiplagas.

Explicó que el uso de semilla transgénica supone un proceso en el que se inserta un gen mejorado en una planta para que se haga más resistente. Añadió que si bien ninguna tecnología está exenta de riesgo, la biotecnología está vigente hace 20 años en el mundo y aún no se han conocido estudios que confirmen que es nociva para el ser humano.

Para Condori, la legislación boliviana no impide el uso de biotecnología y considera que se hizo una mala interpretación pues lo que debe hacerse es normar la investigación sobre el tema para evitar que ingrese de contrabando y eludiendo controles sanitarios, algo que sí puede ocasionar daños al consumidor.

Según los datos brindados por Condori, 98 por ciento de los cultivos de soya de los países vecinos son transgénicos. Otros cultivos, como el maíz, también provienen de semilla transgénica. Así, al no estar aprobada, un 30 a 40 por ciento del maíz ingresa de contrabando.

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