lunes, 17 de febrero de 2014

El agua es clave, pero no así



El agua es clave en la producción agropecuaria, pero en exceso provoca problemas como los que viven agricultores y ganaderos de varias zonas del país, que además de perder sus cultivos y animales, están poniendo en riesgo sus vidas.

Tanto la agricultura como la ganadería dependen del clima y de las condiciones naturales que ambas actividades deben tener para desarrollarse. Los cambios bruscos o las lluvias en excesos producen desequilibrios que dejan consecuencias en el rendimiento y la calidad del producto.

En los últimos años hubo un aumento de lluvias que han provocado inundaciones en las diversas regiones de Bolivia, rompiendo previsiones y los registros históricos de precipitaciones que existían.

En el departamento de Santa Cruz, a pesar que las riadas no han sido tan crueles como en otras regiones, igualmente han provocado pérdidas en campos de cultivos. A decir de algunos dirigentes agropecuarios, los daños no son tan significativos si se toma el total de hectáreas sembradas, sin embargo, hay agricultores que han perdido todo.

Sin duda, el panorama desesperante lo viven los ganaderos y gente de poblaciones rurales de Beni, donde las aguas que vienen del occidente por los ríos que van al Amazonas y las lluvias locales excesivas han generado inundaciones, provocando mortandad de animales y la evacuación de miles de familias. Lo que ocurre plantea la necesidad de reducir la vulnerabilidad de los agricultores y ganaderos, proporcionándoles información oportuna que les permita desarrollar la gestión de riesgos por inundaciones, en lugar de la gestión de crisis, como ocurre actualmente.

El Estado tiene el imperativo de ejecutar políticas de apoyo a quienes arriesgan su dinero al dedicarse a la producción de alimentos, reforzando inversiones en defensivos, evitando desmontes en zonas críticas y otras medidas para atenuar el impacto de la naturaleza



Una forma de llevar pilchas (FOTO)
Los arreadores de ganado en Beni, cuando los caminos o senderos se vuelven verdaderos ríos, apelan a tradicionales formas de transportar sus cosas y alimentos. Esta es una de ellas, donde un poncho impermeable, de goma natural, sirve para armar una especie de pelota bien amarrada para llevar la ropa y comida que se arrastra sobre el agua con el caballo. Este cuadro fue captado por nuestro reportero gráfico en un camino entre San Ignacio y San Borja, donde las aguas han inundado pueblos y hacen estragos en la ganadería de esa región del país.


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