martes, 3 de marzo de 2015

La importación de alimentos se dispara

La gestión 2014 se cerró con un récord en importación de alimentos: 812 mil toneladas compradas de países vecinos por un total de 688 millones de dólares, lejos de las 608 mil toneladas y 579 millones de dólares de 2013, lo que representa un incremento de 34 por ciento en lo que se refiere a volumen y 19 por ciento en valor.

Las cifras fueron procesadas por el Instituto Boliviano de Comercio Exterior (IBCE), con base en datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), y según interpreta el gerente de la primera entidad, Gary Rodríguez, develan “un retroceso” en la consecución del ideal de la soberanía alimentaria.

“Eso significa que estamos utilizando 688 millones de dólares para comprar alimentos que nosotros mismos perfectamente podríamos producirlos”, explica Rodríguez, en referencia a productos como el trigo y el arroz, que son los que más marcaron las listas de ingreso al país en la gestión pasada.

Según el Instituto Nacional de Innovación Agropecuaria y Forestal (Iniaf), el problema radica en los cambios climáticos que afectan los cultivos locales, la falta de capacidad tecnológica y otros que hacen que el país produzca pocos alimentos.

Desde la Dirección Nacional de Producción Agropecuaria y Soberanía Alimentaria del Viceministerio de Desarrollo Rural y Agropecuario, se promete incrementar la producción de alimentos en 130 por ciento para 2025.

El titular de esta dirección, Lucio Tito, a tiempo de reconocer la creciente importación, dijo que el Gobierno lleva a cabo una política a largo plazo, y que dentro de la agenda 2025, se pretende subir de las 17,5 millones de toneladas de alimentos de 2014 a 40 mil dentro de 10 años.

Trigo, el más demandado

Mientras tanto, según los datos estadísticos, 219 mil toneladas de trigo ingresaron al país en la gestión 2014, mientras que la harina procesada de este mismo cereal alcanzó a 142 mil toneladas. Ingresó 73 mil toneladas de arroz al país.

Además de esos productos, algo que ocupa un buen sitial, con 62 mil toneladas, son las pastas (por lo general ingredientes para el pan).

Con menores cifras se encuentran las manzanas (12 mil toneladas), dulces (15 mil), galletas (12 mil), chocolates (11 mil), leche maternizada (11 mil), pescado (9 mil) y otros.

Si los datos estadísticos se extienden más atrás, se observa que el año en que se importó menor cantidad de alimentos fue en 2010 (496 mil toneladas). De ese año la fecha el incremento fue de 64 por ciento. En cuanto a valor, el año que menos se gastó fue 2009 con 126 millones de dólares.

Sin embargo, si se toma en cuenta, el gasto desde 2005 (139 millones de dólares), se puede hablar de un incremento de 215 por ciento.

Un detalle que llama la atención es que el incremento en volumen de la gestión 2014 con respecto a 2013 es de 34 por ciento, pero en valor sólo se llega a 15 por ciento. Rodríguez explica que una de las razones puede deberse a que actualmente, Bolivia exporta menos harina que en años anteriores y más trigo. “Es un avance, si se lo puede llamar así. La harina, ya procesada, siempre va a costar más que si importamos trigo en grano”, explicó.

¿Por qué sube la importación de alimentos? Rodríguez lo atribuye a dos causas: la primera el crecimiento natural de la población con su consecuente incremento de la demanda, y segundo el mayor poder adquisitivo de la población boliviana, tomando en cuenta que más de un millón de bolivianos salieron de la pobreza extrema en los últimos años.

Sin embargo, para Rodríguez, lo importante no es eso, sino saber llevar un equilibrio para importar sólo lo que no producimos en el país o que los que se producen mejor fuera, y no así comprar de países vecinos productos que elaboramos en el territorio, como el arroz y el trigo. Para ello hace falta políticas de riego, cultivo, incentivos y seguridad jurídica.

Gobierno

• El director de Producción Agropecuaria y Soberanía Alimentaria, Lucio Tito, indica que pese al incremento de la importación de alimentos y a los desastres naturales, 2014 fue un buen año para las cosechas.

• "Este año se ha incrementado de 16,7 millones de alimentos a 17,5 millones. Yo creo que en 2020 podemos llegar a ser cien por ciento soberanos", comprometió.

• Agregó que las políticas de desarrollo del Gobierno están poniendo énfasis en los productos de la canasta familiar.



Emapa: de cada 5 panes, sólo uno es con harina boliviana

El responsable regional de la Empresa de Apoyo a la Producción de Alimentos (Emapa), Roberto Ordoñez Cardozo, señaló que la provisión de la harina de trigo para la elaboración del pan de batalla para este año está garantizada con trigo importado.

Bolivia consume anualmente alrededor de 750 mil toneladas de trigo, de los cuales sólo 125 mil son producidos en los departamentos de Santa Cruz, Cochabamba y Chuquisaca.

Más de 625 mil toneladas se constituyen en el déficit que se cubre con la importación de este producto de los países de Argentina y Estados Unidos.

“Para cumplir con los panificadores tenemos el stock necesario, a diario en Cochabamba producimos 1.600 sacos de 50 kilogramos cada bolsa, con esto tenemos asegurado el abastecimiento”, señaló Ordoñez.

Actualmente, está vigente la firma del convenio entre los panificadores y Emapa para que se distribuya cuatro quintales de harina por día a cada panadero a un precio que no supere los 145 bolivianos.

El pasado mes, la Confederación de Panificadores de Bolivia (Conapabol) descartó cualquier posibilidad del incremento del pan para esta gestión, tras haberse reunido con el viceministro de Microempresa, Martin Bazurco.

Según el jefe regional los índices de importación son regulares, responden al consumo interno del país y “no son alarmantes”.

“Sabemos que apenas en Bolivia, de cinco panes que consumimos, nosotros sólo producimos un pan, es por eso que realizamos la importación del trigo”, añadió.

El microparcelamiento y el minifundio, aseguró Ordoñez, son los principales factores que intervienen en la producción de trigo y el cultivo es rentable a partir de las 10 hectáreas.

En la región del cono sur de Cochabamba, se trabaja más en el cultivo de trigo; sin embargo, existen limitantes, como la falta de asesoramiento técnico para la fertilización de las tierras y el apego a la forma de cultivo tradicional que no permite la implementación de maquinaria que sustutiya el trabajo de mano.



FALTA DE FERTILIZANTES, POCA MECANIZACIÓN Y CRECIENTE URBANIZACIÓN, DICE EL INIAF

Factores del proceso de producción causan desabastecimiento de granos

La falta de trabajos de fertilización, la poca mecanización y el crecimiento de la mancha urbana son los principales factores que inciden en el proceso de producción de trigo, cebada y sorgo de grano.

La gestión pasada el Instituto Nacional de Innovación Agropecuaria y Forestal (Iniaf) certificó alrededor de 603 toneladas de semilla que fueron comercializadas en 5.124.743 bolivianos; sin embargo, no abastecen la demanda interna debido a los factores que interviene en el proceso de cultivo.

Según el responsable de la unidad de Semillas del Iniaf, Yuri Antezana Coca, la productividad es baja.

“Estamos de un promedio de una tonelada o 0,8 toneladas de rendimiento por hectárea, entonces las zonas tradicionales de Chuquisaca, Cochabamba, Tarija y Potosí tienen este problema serio”, añadió.
Pocona, Totora, Tiraque y Arani son los municipios que cultivan este producto a pequeña escala al interior del departamento.

Las variedades que se adaptan al medio son la Tepoca y la Totora.

Antezana manifestó que la zona del oriente registra mayor producción de trigo ya que ahí existen cultivos a gran escala, además de contar con las herramientas necesarias para el tratamiento del suelo.

En este sentido, el Iniaf trabaja en la investigación de nuevas variedades que puedan alcanzar altos rendimientos y adaptarse a las condiciones climáticas y del suelo.

Normalmente, el pequeño productor cultiva el trigo en suelos marginados y en pequeñas cantidades, sin prestarle importancia a los procesos de fertilización, indicó Antezana.

Para aliviar la importación del trigo y sus derivados se pretende producir semilla a gran escala en Cochabamba para ser trasladada al departamento de Santa Cruz y ser cultivada en esa región.

Hasta la gestión pasada, el Iniaf fiscalizó en laboratorio 325 toneladas de semilla de avena forrajera, 156 toneladas de semilla de cebada, 39 toneladas de semillas forrajeras para el trópico y 18 toneladas de sorgo para la producción nacional.

En la última gestión, los departamentos de Potosí, Tarija y Beni son las regiones con deficiencias en la producción de granos.



TRATAN DE CULTIVAR VARIEDADES QUE COMPITAN CON LAS FRUTAS ARGENTINAS Y CHILENAS

Buscan competir con manzana foránea

El Servicio Departamental Agropecuario (Sedag), a través de la unidad de Frutales, desarrolla políticas de producción de manzana para competir con la importación de este producto en el mercado interno.

Según el responsable de unidad de Frutales del Sedag, Marcelino Jiménez, actualmente, la Gobernación trabaja en un proyecto para fomentar el cultivo de la variedad de manzana Red Deliciosa, cuyos primeros frutos cultivados en Bolivia estarán en el mercado en cinco años.

Jiménez afirmó que en el municipio de Tiraque existe una huerta de ensayo en donde hay una planta madre de la variedad Red Deliciosa y de donde se piensa reproducir plantines para el cultivo masivo en el departamento.

La variedad de manzana Red Deliciosa se produce principalmente en países como Chile y Argentina y son importados a Bolivia para abastecer la demanda del mercado interno.

En el valle alto de Cochabamba, alrededor de 10 hectáreas de las variedades Princesa Eva y Gala son cultivadas y de momento compiten en el mercado con la manzana Red Deliciosa, que es importada.

En los municipios de Vacas, Tiraque y Arani se producen variedades como Gala o Winter Banana que son comunes en las alturas.

“Tenemos las primeras cosechas de hasta 10 kilos por planta, nuestro objetivo es frenar la importación y producir la mejor manzana en todo el departamento de Cochabamba. Estamos motivando a la gente que todavía no tiene mucho interés por el cultivo de manzana”, señaló Jiménez.

En el mercado interno, el kilo dela manzana producido a nivel local está entre 10 y 15 bolivianos.

A nivel nacional sólo en los departamentos de Sucre y Tarija se produce manzana, pero en pequeñas escalas.

"La Princesa Eva (otra variedad) necesita más horas frio y por ello se adecúan más en el valle alto que en el Valle bajo", acotó Jiménez.

Estas variedades son injertadas en la Maruba, que son plantas madre de las que se logra reproducir plantines para el cultivo masivo y que se encuentran en el observatorio de San Benito.

El objetivo es triplicar la cantidad de producción en las siguientes cosechas.



ANÁLISIS

Gary Rodríguez, Gerente del IBCE

Según datos del INE, la importación de alimentos en Bolivia volvió a repuntar alcanzando las 812 mil toneladas y 688 millones de dólares el pasado año, lejos de las 608 mil toneladas y 579 millones de dólares de 2013, subiendo un 34 por ciento en volumen y 19 por ciento en valor. El rubro de alimentos incluye bienes básicos como cereales, cacao, leche, legumbres, oleaginosas, carnes, pescados, café, té, hierba mate, especias, frutas, entre otros, así como preparaciones alimenticias y productos derivados.

Seis alimentos destacan en las compras de 2014: trigo, por 92 millones de dólares y 219 mil toneladas; harina de trigo (72 millones de dólares y 142 mil toneladas), preparaciones compuestas (58 millones y cerca de 4.000 T), arroz (41 millones y 73.000 T), pastas (35 millones y 62.000 T) y malta (19 millones y casi 41.000 T), implicando un gasto de 327 millones de dólares por 540 mil toneladas, un 47 por ciento del valor y 67 por ciento del volumen total.

¿Por qué crecen las compras externas de alimentos en el país? Hay dos factores: aumento del quantum y precios más altos.

Comparativamente a 2005, cuando se importó 648 mil toneladas por 219 millones de dólares, la subida en 2014 fue de 164 mil toneladas (25 por ciento) mientras que el valor subió 215 por ciento, notándose un “efecto precio” alcista, siendo que la subida del valor fue más que proporcional al aumento del volumen, demostrado por el hecho que el precio promedio de importación que en 2005 era de 338 dólares/T, fue subiendo en el tiempo hasta alcanzar los 847 dólares/T el año 2014.

Y si bien, el gran capítulo pendiente hacia la soberanía alimentaria del país en bienes básicos sigue siendo el trigo y la harina de trigo –cuyo consumo sube por el crecimiento de la población y su mayor poder de compra– duele también ver el retroceso que se ha dado con el arroz, ya que –pese a ser autosuficientes en pasados años– por el bajo precio en el mercado interno, el contrabando y el mal clima, en 2014 gastamos 41 millones de dólares para traerlo del exterior.

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