miércoles, 5 de agosto de 2015

Viaje al orígen genético de los alimentos nativos


La semilla de un alimento nativo en la Estación Experimental de Toralapa sigue toda una aventura genética, desde un tubo de ensayo hasta el campo. La travesía se inicia con el trabajo de colecta de los investigadores, quienes viajan a diferentes regiones del país para conseguir algunas especies para conservarlas.

Cuando llegan al centro, los cereales, granos, tubérculos, raíces, hortalizas o frutas, pasan de una sala a otra para garantizar que estén libres de virus y enfermedades. Luego, son llevadas a cuartos de crecimiento, donde se desarrollan gracias a nutrientes que les administran.

Continúa el proceso. Las accesiones adquieren su tamaño real en ambientes que siguen un protocolo distinto para cada especie vegetal. Cierto grado de luminosidad y bajas temperaturas son algunas de las características de estos cuartos que lo único que tienen en común es la diversidad de colores y formas de plantas.

Tras un par de semanas o quizá años –todo depende de la especie–, tanto las accesiones como los investigadores, salen al campo; las primeras para aclimatarse y los investigadores para hacerles un seguimiento. Crecen y se desarrollan en las parcelas del centro. Después, son cosechadas y las especies elegidas vuelven a pasar por un proceso para ser conservadas.


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