lunes, 7 de septiembre de 2015

La CAB pide abrir más el ingreso de autos a diésel para el agro



La Cámara Automotor Boliviana (CAB) demandó la necesidad de liberar la importación de camionetas a diésel con cilindrada menor a 4.000 cc, para rehabilitar su uso “en la logística de apoyo a la producción” agrícola. La CAB advirtió en un reciente informe de que con la restricción vigente para la importación de vehículos automotores a diésel con cilindrada inferior a los 4.000 cc , “el sector productivo agrícola ve muy limitadas sus posibilidades de optimizar su trabajo” y adolece de “un incremento de sus costos”.

Esta cámara centra su análisis en las camionetas impulsadas a diésel como un activo “concebido y desarrollado específicamente para el trabajo rural” que ha dejado de contribuir en este sector desde que, en 2006, el Estado dispuso la citada restricción aduanera, a la que siguieron una secuencia de normas ratificadas por el reciente Decreto Supremo 2232 de 2014. La importación de este tipo de vehículos se ha reducido en un 25,17% en los primeros siete meses de 2015 respecto al mismo período del año pasado.

Costo. La normativa se impuso con el fin de evitar que la incidencia del costo del combustible afectase a los bolsillos de los conductores, dado que la producción nacional del diésel no cubre las necesidades del parque automotor existente —aproximadamente 1.508.000 vehículos a mayo de 2015, según la CAB— por lo que tiene que recurrirse a la importación con un alto nivel de subvención a este hidrocarburo por parte del Estado.

Al respecto, la CAB recordó que “no solo el diésel es subvencionado, sino también la gasolina” y que, sin embargo, la camioneta “sigue siendo afectada por la restricción de importación”, pese a ser “el instrumento más importante para la actividad y la producción agrícolas”. La cámara advirtió de que el Estado no ha ponderado adecuadamente la relación entre costo y beneficio de la subvención de este combustible, dada “la invalorable utilidad” de las camionetas de este tipo para contribuir en el agro.

La CAB puso el acento sobre el hecho de que las camionetas impulsadas a diésel son importadas a Bolivia como vehículos de “lujo”, de modo que no ocupan “el cupo de vehículos en el parque automotor que deberían estar destinados al trabajo”, en este caso para el agro.

La CAB subrayó que esta situación ilustra cómo la restricción importadora ha confundido “las utilidades con las necesidades” y que se ha abocado a “utilitarios de campo” a “circular como vehículos de lujo en las ciudades y permanecer guardados, sin ser explotadas sus cualidades”.

Las funciones de las camionetas a diésel en el ámbito de la producción agrícola van desde la carga de víveres, semillas y maquinaria pequeña hasta el transporte de cargas de entre 800 y 1.000 kilogramos. La CAB destacó, asimismo, que la vida útil de las camionetas a diésel “sobrepasa los 240.000 km sin necesidad de ser reparadas”, mientras que las unidades a gasolina “requieren reparación antes de cumplir los 80.000 km de recorrido”.

El diésel frente a la gasolina

Agua

Las camionetas a diésel pueden sumergirse en el agua sin apagarse y seguir funcionando, mientras que una a gasolina se apaga en el contacto con el agua.

Inversión

Según la CAB, las camionetas a diésel “tienen mejor valor de reventa al momento de reponerlas”, lo que aumenta el retorno de inversión.

Polución

El motor diésel “se ajusta mejor a la normativa” sobre contaminación, gracias a que disponen de filtros de partículas.

El parque automotor es “obsoleto” y contamina

La Cámara Automotor Boliviana (CAB) alertó en su informe de que “el parque automotor sigue obsoleto y contaminante, con una estructura distribuida en vehículos particulares, de servicio público” y “de uso oficial del Estado y de instituciones diplomáticas” que resulta “preocupante”.

En este sentido, la CAB subrayó que de las 13.458 unidades “llamadas antiguas” que llegaron a Bolivia entre enero y julio de 2015, —39,68% del total de ingresos—, 3.002 unidades superan el año de antigüedad; 2.887 unidades los dos años; 4.163 vehículos los tres años; 1.743 unidades los cuatro años y más de cuatro unas 1.663.

La CAB advirtió, además, que el país importa “todo lo relativo al transporte por la falta de industria automotriz”. La cámara apuntó la relevancia de que desde el Estado se implementen “medidas adecuadas” que habiliten de forma efectiva la internación de vehículos nuevos 0 km y que “restrinjan” la importación de vehículos usados “sin contemplaciones”.

También apuntó a las “más de 1.000 unidades usadas” que ingresan al margen de la normativa, que limita la antigüedad a dos años para vehículos pequeños y cuatro años para vehículos mayores y de trabajo.

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