lunes, 28 de marzo de 2016

Alertan de crisis del agro e identifican cuatro causas

El bajo rendimiento en varios cultivos, entre ellos maíz, arroz, soya y sorgo, reportado hace un mes, es el resultado de los suelos agotados por el excesivo uso de fertilizantes químicos, del incremento de plagas que se han hecho resistentes a los agroquímicos, de la dependencia externa en la producción de semillas y de la desertificación que ya amenaza a un 42 por ciento del territorio nacional, explicó el investigador Miguel Ángel Crespo.

En contramano, el director de la Institución Pública Desconcentrada Soberanía Alimentaria (Ipdsa), Hilarión Callisaya, informó que la producción de alimentos en el país creció un 25 por ciento en 2015 con respecto a 2014 y dijo que para este año se prevé repetir ese porcentaje.

Según Callisaya, el Ipdsa invirtió 309 millones de bolivianos en 2015 para incentivar la producción de alimentos en el país y para este año se prevé invertir 275 millones de bolivianos dando apoyo a pequeños y medianos productores de alimentos con tecnología y dotación de semillas. Sin embargo, no detalló en qué cultivos se dio el crecimiento ni la tasa por regiones.

Dijo que la meta es lograr “cero de importación de alimentos” hasta 2020 y resaltó que Santa Cruz, La Paz y Cochabamba son las regiones que más producen alimentos en el país.

Crespo, director de la organización no gubernamental Productividad Biosfera y Medio Ambiente (Probioma), alertó que el reflejo de esta crisis es Santa Cruz, donde los agroproductores reportaron problemas, aunque la grave crisis agrícola y ambiental también afecta a otras áreas productivas en el país que, según dijo, se encamina al desastre y al colapso si es que el Estado no interviene de inmediato con políticas públicas “decididas y eficaces” para revertir esta situación.

Según este experto, dedicado a la investigación agrícola bajo producción ecológica y sostenible, esta crisis está relacionada también con el fomento a la producción de soya transgénica en los últimos 10 años, lo que trajo consigo un mayor uso de agroquímicos, especialmente el glifosato que se usa para secar la planta para su cosecha pues, al ser modificada en laboratorios, le cuesta secar de manera natural.

Crespo lamentó que no exista una política de Estado para cambiar esta tendencia, que puede ser irreversible si es que no se toman acciones urgentes y planificadas. “Esta crisis tiene un carácter estructural porque nunca se han establecido políticas de Estado en la agricultura nacional”, enfatizó.



URGE CREAR UN BANCO DE GERMOPLASMA EN BOLIVIA

Si se elabora una política de Estado para regular la producción agrícola con el objetivo de garantizar la soberanía alimentaria nacional, es imperioso crear un banco de germoplasma o banco de semillas, manifestó el director de Probioma, Miguel Ángel Crespo.

Subrayó que Bolivia es uno de los países más ricos en productos nativos, pero que se están perdiendo, especialmente frutas tropicales, y también posee 77 tipos de maíz, frente a México que tiene 69, y cuenta con 1.300 variedades de papas nativas, que son muy nutritivas y cuyo consumo no se fomenta.

“Hay que incentivar la recuperación, la multiplicación y el fortalecimiento de germoplasma nativos, semillas nativas que estén destinadas a la alimentación y hay que fortalecer los mercados internos”, enfatizó.

Para Probioma, la soberanía alimentaria no existe en el país, pues se depende de las políticas globales que 10 grandes corporaciones de semillas, entre ellas Monsanto, Syngenta Dow AgroSciencie y Bayer CropSciencie (presentes en el país), con una producción transgénica.

Estas corporaciones incentivan en el mundo el cultivo de soya, maíz y algodón transgénicos, lo que “curiosamente” fue expuesto en la Cumbre Sembrando Bolivia, anotó Crespo.



FALTA PLANIFICACIÓN

La falta de intervención del Estado en la producción de alimentos según las necesidades es una de la razones para el monocultivo de azúcar y oleaginosas para la exportación, según el director de Probioma, Miguel A. Crespo. También es la causa, dijo, de que los alimentos agrícolas para el consumo interno estén “a la deriva” en precios, a merced del contrabando y también de la importación legal irrestricta, lo que los hace vulnerable, como sucede con el arroz cuyo precio cayó poniendo al borde de la quiebra a varios productores. Según datos del INE, el trigo se mantiene en el primer lugar de la lista de alimentos comprados por el país y representó el 41 por ciento del volumen y el 15 por ciento del valor importado.

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